domingo, 15 de agosto de 2010

Un día de colegio muy raro.

¡¡¡SONÓ EL DESPERTADOR!!!

La mamá de Hugo entró y la habitación y le dijo :
- Hugo, despiertate, es hora de ir al colegio.
Como otro día cualquiera, Hugo se levantó, se aseó,se vistió,desayunó y cogió el autobús para ir al colegio.
A primera hora tenía clase de matemáticas. Cuando llegó la profesora dijo :
- Sacar los libros, que vamos a comenzar la clase.
Todos los alumnos abrieron sus mochilas. Cuando Hugo fue a abrir la suya, no había ningún libro en su mochila, pero había tres cosas : Una marioneta, un playmobil y una barbie.
La misma marioneta delgadita, simpática y bonachona que estaba en el País de los Juguetes.
El mismo playmobil que salió riendose de su casita en el País de los Juguetes.
La misma barbie rubia, con ojos azules que estaba en el País de los Juguetes.
Por la cabeza de Hugo pasaban un montón de sensaciones.
- ¡Hugo! ¿Quieres sacar el libro de matemáticas de una vez? - le dijo su profesora - no me hagas que vaya yo y lo saque.
Hugo no reacionaba.
La profesora se acercó y le abrió la mochila.
- ¿Qué es esto? - preguntó mientras sacaba los muñecos de la mochila.
Los demás compañeros se empezaron a reír pero Hugo estaba completamente asombrado y no dijo nada.
- Por hoy te lo perdono - le dijo la profesora - ponte con Lidia.
Sonó el timbre del final de la clase y una a una fueron pasando las clases con la misma situación.
Cuando salieron al recreo, todos los compañeros se acercaron a Hugo, y entres burlas le decían :
- ¡Qué infantil eres! Anda que juegas con marionetas y barbies, como nuestras hermanas jajaja.
Y Hugo les dijo :
- ¿No lo entendeis? Ayer estube con ellos en el País de los Juguetes.
- Jajajaja - sus compañeros seguían burlandose de él - ¿En el País de los Juguetes? ¡Eso no existe!
- Si que existe - decía Hugo entre sollozos - Allí he conocido a Pepona, Hubbard y Blair. Todo era de caramelo y de juguete.
- ¡Hala qué mentiroso! ¿Cómo te inventas esas cosas Hugo?
- No me lo estoy inventando, ¡es verdad! - dijo Hugo mientras se iba corriendo y llorando.
Cuando terminaron las clases todos cogieron el bús para ir a casa. En el autobús todo el mundo tenía su compañero, menos Hugo. Todos los niños comentaban :
- Mira, ese es el niño que dice haber estado en un país que era de juguetes y caramelo.
No fue un buen día para Hugo.

Blair.

Estaba sentanda en su amaca, con su cóctel de la mano.
La típica muñeca que toda niña tiene de pequeña, rubia, con ojos azules y sus cantidad de complementos.
Es Barbie.
A Hugo no le gustaban nada las barbies, a parte de ser porque es un chico, también, porque su hermana pequeña siempre está jugando con barbies y diciendo :
" Barbie por aquí, Barbie por allá " " Mamá, mamá, ¿me compras la nueva casa de la Barbie con su coche?"
Hugo estaba más que harto.
Se acercó a Barbie y le dijo :
- Hola, te llamas Barbie, ¿no? Porque mi hermana se pasa el día jugando con una muñeca igual que tú.
- En realidad no me llamo Barbie, me llamo Blair.
- A mi nunca me han gustado las muñecas y menos las barbies porque me parecen pijas y creídas.
- Todo el mundo dice lo mismo, y me hacen sentir mal. En realidad no soy lo que aparento ser.
Hugo se quedó asombrado y pensó para si mismo :
" Me he equivocado, además de no ser creída y pija es muy guapa "
Blair continuó hablandole y Hugo cada vez se sonrrojaba más.
Pepona, Hubbard, Blair y Hugo se fueron a un parque, en el que hicieron un picnik.
Se hizo muy tarde y todos, se fueron a dormir. Hugo se fue a casa de Hubbard.
Los dos, se pasaron toda la noche hablando, sin conseguir dormirse. Cuando la conversación llegaba a su parte más emocionante, ocurrió lo que Hugo más temía y entonces...

sábado, 14 de agosto de 2010

Hubbard.

Caminó y caminó hasta que llegó a una casa, pero esa casa no estaba construida de chocolate como muchas de las que había visto. Era una casita construida con bloques de Lego.
Hugo se acercó con un poquito de miedo y llamó a la puerta :
" Toc, toc. "
- ¿Quién es? - se escuchó detrás de la puerta.
- Me llamo Hugo, acabo de llegar a esta ciudad, no conozco a nadie.
La puerta se abrió, y Hugo dió un paso hacia atrás.
Los ojos de Hugo pudieron contemplar a un muñequito de Playmobil que salía riendose :
- Cuando llegué a esta ciudad, me pasó lo mismo que a ti, me llamo Hubbard.

Poco a poco, Hugo fue descubriendo más de Hubbard y se hicieron muy amigos.
Hubbard y Hugo se fueron a otra casa. Era un mansión, toda rosa, y con una enorme B en la fachada.

Hubbard y Hugo llamaron al timbre :
" Din , don."
Nadie contestaba.
" Din, don. " volvieron a llamar, pero nadie contestaba, hasta que de repente se escuchó un :
- Chicos, ¡estoy aquí!

Hugo y Hubbard fueron por detrás de la casa, en donde había un enorme jardín, con toda clase de flores,una piscina, y un descapotable aparcado.
Miraron a su alrededor y allí estaba ella, con su biquini rosa, sus gafas de sol y sombrero, tomando el sol.

Un mundo muy extraño.

Las diez de la noche, Hugo tenía sueño, y decidió irse a dormir. Todos los días soñaba con algo, pero ese mismo día quería soñar algo especial, diferente. Le dió un beso a su mamá, un beso a su papá, cogió su osito de peluche y se metió en la cama.
Las diez y media, y Hugo seguía despierto. Las once, y Hugo no había conseguido dormirse.
Cuando pareció haberse olvidado por completo de que quería soñar algo especial, se vió en un mundo muy extraño.Era un pueblo, pero no un pueblo normal. Las casas estaban hechas de caramelos y chocolate y los vecinos eran juguetes.
Hugo se acercó un poco más a una casita que parecía ser el ayuntamiento, y allí vió un cartel construido de caramelos que decía :
" BIENVENIDO AL PAÍS DE LOS JUGUETES "
Caminó y caminó. Pasó por un puente por el que pasaba un río de chocolate, hasta que de repente escuchó una voz a sus espaldas :
- ¡Hola!
Cuando Hugo se dió la vuelta, vió una marioneta, muy delgadita, simpática y bonachona.

- Hola - dijo Hugo - ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Pepona.
- Yo me llamo Hugo. Acabo de llegar y no conozco a nadie, ¿me podrías ayudar?
- ¡Claro! - dijo Pepona.

Caminaron, hasta llegar a un campo en el que había unas vallas de regaliz y unas ovejas de algodón de azúcar.
Hugo pensó para si mismo :
" ¡Qué mundo más raro! Todo es de caramelo y las personas son juguetes.

- Me tengo que ir, papá y mamá me esperan en casa - dijo Pepona.
- ¡Hasta mañana! - le respondió Hugo.


Pero Hugo sentía curiosidad por saber como eran los demás vecinos, y siguió caminando.